José Bautista es periodista especializado en investigación y economía. A su paso por diversos medios se añadió, hace casi dos años, el título de Coordinador de investigaciones periodísticas en la fundación porCausa. Aunque de funcionamiento complejo, porCausa es una organización que se apoya en el periodismo y la investigación con el objetivo de aportar información verídica y una perspectiva más amplia sobre la cuestión migratoria. Su objetivo principal es, en palabras de José, hacer que la forma en que percibimos las migraciones cambie. O al menos, se ajuste un poquito más a la realidad. Hoy, José Bautista nos habla de porCausa, fundación que intenta dar una visión amplia de la migración.
Pregunta: ¿Cómo surge esta organización?
Respuesta: La organización porCausa nace en 2014, más o menos. En un primer momento es la iniciativa de un grupo de personas que trabajan en el periodismo y en la comunicación en general, que se unen con el objetivo de acercar un poco el conocimiento técnico o más académico a un público general que no esté especializado. Al principio, porCausa no solo trataba la cuestión migratoria: también hablaba de desigualdad, de pobreza… pero en 2015 el tema de las migraciones coge muchísima fuerza, sobre todo en Europa a raíz de la mal llamada crisis de los refugiados. Y en ese momento, porCausa decide hacer que la organización se centre especialmente en ese fenómeno.
Lo que hacemos es mezclar perfiles muy distintos, no somos todos periodistas, hay arquitectos y otras ramas. Ponemos en común lo que hacemos y por eso salen cositas tan variadas.
P: Sí, contáis con profesionales muy diferentes. Dentro del equipo tenéis grandes periodistas, pero también sociólogos, abogados… ¿De qué forma trabajáis?
R: porCausa tiene un funcionamiento muy horizontal y muy líquido: da igual que tú seas periodista o geógrafo o seas socióloga. Nos apoyamos en el conocimiento que cada uno tenemos en distintas áreas y lo que hacemos es pensar, no siempre en términos de producto, pero sí definir qué prioridades tenemos. En base a eso vemos qué puede aportar cada uno.
Te pongo un ejemplo: yo coordino periodismo. Trabajamos en algo que se llama industria del control migratorio, que básicamente consiste en ponerle nombre y apellidos a las empresas que se están enriqueciendo con estas políticas migratorias. Ahí, la mayoría somos periodistas, pero no todos. En la edición anterior, había una persona que era muy fuerte en arquitectura y lanzó un trabajo especial, una línea digamos de investigación, sobre la arquitectura de la exclusión. Es algo que yo como periodista a priori yo no tendría ni siquiera que conocer.
Es muy difícil definir el modus operandi de porCausa, pero sí te puedo decir que los rasgos comunes de lo que hacemos son esos: mucho trabajo en equipo, un modo de abordar las cosas muy distinto. Mezclamos un poquito la forma de actuar y centramos todo lo que hacemos a la comunicación.
P: Supongo que la cuarentena habrá afectado a vuestra mecánica de trabajo. ¿Cómo os habéis adaptado al confinamiento?
R: Le estamos dando muy duro al teletrabajo y estamos tratando de compensar las limitaciones (esto de no poder salir a la calle, no poder hacer entrevistas…). Mucha gente con la que hablamos nosotros son personas que no hablan por teléfono; sí hablan con un café quizás, pero no se fían del teléfono. Estamos compensando eso con la cantidad de información que está habiendo ahora en materia migratoria.
Cuando se decretó el estado de alarma, nosotros pensamos que el tema migratorio iba a estar en segundo plano, que no iba a estar tan encima de la mesa. Rápidamente nos dimos cuenta de que iba a ser justo lo contrario. Esta pandemia lo que está haciendo es evidenciar la cantidad de problemas que tiene el sistema anti migratorio actual, lo importante que son las migraciones. Hace también que nos pongamos un poco en la piel de países que no pensábamos… lo digo por ejemplo porque hay Estados que ahora no aceptan la llegada de españoles. Esto está haciendo que, en todos los ámbitos, nosotros tengamos mucho trabajo.
P: ¿Por qué crees que está interesando más ahora el tema migratorio?
R: Creo que el virus -o sus efectos- evidencian muchísimo las carencias que ya tiene este sistema desde antes. En una situación así nos damos cuenta de que, gracias a que hay personas de fuera, el sistema sanitario puede salir reforzado, así que el Gobierno está contratando a gente extra. O gracias a que todos los años vienen miles de temporeros de otros países, la cosecha española no se va al garete, que es lo que está pasando ahora precisamente porque -qué sinsentido- hay mucha gente en su casa que quiere trabajar y no puede por no tener papeles, y el Gobierno se niega a regularizarlos. Ahí están las cosechas, echándose a perder.
También hay gente que está viendo cómo se le caen los clichés que tenía con el tema de las migraciones y ven que quien sigue haciendo los trabajos esenciales es, en buena medida, el extranjero. El señor que te lleva el paquete de reparto a tu casa, la persona que está limpiando todos los días tu calle, la chica que está en el supermercado… Buena parte de esas personas son migrantes. Y pasa más aún todavía, esto hace que nos veamos a nosotros mismos como migrantes. Hay muchas personas que tienen familia en el extranjero y nosotros ya hemos documentado el caso de españoles que sufren discriminación por xenofobia, o españoles que quieren volver y no pueden, que se quedan excluidos del sistema sanitario en un momento tan feo, como les está pasando a muchos migrantes aquí en España. Eso hace que te pienses algunas cositas.
P: En vuestra web se puede ver que tenéis varios proyectos en marcha. ¿Podrías contarme un poco sobre ellos?
R: Hay como 3 grande familias dentro de porCausa. Trabajamos todos juntos, pero hay como 3 grupos: periodismo, investigación y nuevas narrativas. Esta última es la médula de todo lo que nosotros hacemos: cómo hacer que cambiemos la percepción de la cuestión migratoria, sin ser reaccionarios al discurso de la extrema derecha. Nos combinamos entre nosotros y sacamos varios proyectos. Por ejemplo, lo que ahora tenemos sobre la mesa: estamos haciendo podcast en los que transmitimos historias que cambian la forma en la que percibimos las migraciones. Esto no lo habíamos hecho antes. Sencillamente a principios de la cuarentena, una compañera, que es buena editando audio lo comentó: “Oye, ¿Por qué no leemos los artículos que ya estamos publicando? Hay mucha gente que en casa está escuchado más la radio, a lo mejor funcionan”. Y están funcionando bien.
Otra de nuestras iniciativas son los cursos: la directora notó que había mucha gente con ganas de aprender, haciendo preguntas. Lanzamos un cursillo rápido, básico sobre migraciones hace dos semanas y, en menos de 24h, se habían apuntado más de 200 personas. Es algo que para nosotros, que somos chiquititos, fue increíble.
Hemos retomado también la gran investigación periodística, sobre el control migratorio, que queremos que salga ya. Y al mismo tiempo, lo que hacemos es meter mano en temas de actualidad. Está siendo muy curioso porque nuestra relación con algunas instituciones no era tan fluida, ahora lo está siendo más.
P: Como dices, intentáis tratar la migración de la forma más amplia posible. ¿Crees que suplís un hueco necesario en el periodismo?
R: Yo creo que sumamos fuerzas en algo que consideramos importantísimo. Cada vez más personas, creo, se están dando cuenta de cosas tan evidentes como que la migración es algo natural, que todos podemos ser potenciales migrantes y hay que tener cuidado con dónde ponemos las vallas, porque a lo mejor el día de mañana somos nosotros los que estamos en el otro lado. Pero sí hay que reconocer que es muy difícil.
En el ámbito migratorio normalmente quien quiere echar un cable lo que hace es irse a una organización de asistencia. Ahí hay gente que está haciendo un trabajo brutal como Open Arms. Pero, ¿de qué sirve que se les rescate, si conforme lleguen a España se pegan aquí 60 días y se les mande de una patada en el culo de vuelta a sus países? Nosotros estamos en una reflexión un poco más amplia, cuestiones migratorias más allá del asistencialismo, más allá de sacar a gente del mar. Y es difícil a veces hacer que la gente lo vea y lo apoye.
P: Una de las cosas más importantes a la hora de contar una historia es cómo la contamos. Dependiendo de la forma, de a qué pongamos el foco, estaremos proyectando una idea u otra. Y esto es algo muy peligroso, sobre todo tratando temas tan sensibles como la migración. ¿Cuáles crees que son los pasos a seguir en este caso?
R: En porCausa tenemos una serie de premisas y todo lo que hacemos trabajando ahí dentro, periodismo o no, se ciñe a ellas. No siempre es fácil. Primero, hay que cambiar la forma en que hablamos de las migraciones y tratar de romper la dicotomía ellos-nosotros. Tú lo has dicho, el lenguaje es poder, las palabras tienen una carga tremenda en nuestro subconsciente. Si este tema, ya de por sí problemático, lo andamos dividiendo y hacemos que parezca algo lejano, es más difícil hacer que la gente empatice.
Luego, nosotros también decimos una cosa que choca mucho, pero espero que se entienda: hay que priorizar sentimientos sobre datos. Lo que nosotros argumentamos tiene que construirse en base a hechos reales, pero la forma en que los transmitimos no siempre puede ir por la frialdad del dato. Hay que hacer que la gente conozca otras historias, pero sobre todo hay que hacer que la gente se sienta identificada por ellas y que empatice, y que les guste. Es muy cansino ponerse a hablar de migraciones y sacar siempre la misma historia: el pobre negrito que viene en patera. Siempre la misma, siempre el mismo drama. Y hay otra forma de contarlo.
Otra cosa que nosotros decimos es que la migración no es solo el momento en que una persona salta la valla de Melilla, o entra en una patera o salta dentro de un avión. La migración es un proceso vital y sigue mucho después de la frontera. Y ahí falta mucho periodismo para poder entender la riqueza de a migración, los problemas tan absurdos que enfrenta una persona cuando migra, los daños que produce este sistema…
P: ¿Crees que, en general, los medios de comunicación están haciendo un buen trabajo a la hora de informar sobre estos temas?
R: Yo creo que no, pero tampoco puedo condenar a todo el mundo. Los medios son ecosistemas muy complejos pero pecan de prisa. También hay un problema que va mucho más allá de la migración: la información a día de hoy no es un derecho, es un producto a vender. Eso hace que los enfoques a menudo sean sensacionalistas, sangrientos… Fíjate, cuando se habla de los menas, es muy difícil encontrar artículos e investigaciones sesudas en la prensa porque casi siempre que se habla de ello es por algo puntual y dramático: un chico se escapó de un centro y violó a una chica, han pillado a otro vendiendo droga… Y eso no es representativo de su realidad, pero hace muchos clicks. Aunque no se esté haciendo muy bien, en mi opinión, hay ánimo de mejorar. Algo que los medios sí comparten ahora y antes no lo hacían es que las migraciones son centrales en el siglo actual. Junto con el cambio climático, podríamos decir que es el gran reto que afronta la humanidad. Y eso, da igual con el medio con el que hables, lo tienen muy presente.
Pecamos mucho de asistencialismo, de paternalismo, de prisa, falta de empatía… Nosotros en porCausa tratamos de amortiguar un poco eso. De hecho, parte de nuestro trabajo no se ve en público porque consiste en ayudar bajo cuerda a periodistas. A nosotros nos contacta mucha gente todos los días y nos pide un teléfono o un dato, o nos pide ayuda para interpretar una información que no entiende bien. Eso también tiene un efecto en lo que se publica sobre migraciones. Y es bueno, en mi opinión.
P: Vosotros, como asociación, tenéis un contacto estrecho con los medios de comunicación. En los últimos años, el panorama de los medios ha ido cambiando. ¿Crees que la prensa actual sigue manteniendo su objetividad?
R: Creo que casi todos los medios pecan de mercantilización de la información. Con la nueva campaña que están lanzando algunos medios para tener un muro de pago, a lo mejor se amortigua esa dependencia de la publicidad, del click a toda costa y a cualquier precio… Te confieso que no soy muy optimista, pero ojalá todo eso contribuya. Los medios de comunicación tienen un verdadero problema con el fenómeno prisa.
Pensando en el ámbito de las migraciones, hay que recordar también que vivimos en un país con muchísima opacidad desde el ámbito público. La ley de transparencia todavía hay muchas partes que están en papel mojado, mucha información que no es accesible… Las instituciones públicas no siempre actúan con independencia frente a los medios: se favorece a unos, a otros se les deja de lado. Los medios de comunicación tienen un panorama muy complicado, en especial la prensa escrita que, a diferencia de la televisión, lo tiene un poco más difícil para hacer dinero.
P: Esto me recuerda a las recientes declaraciones de ministros y dirigentes de la Guardia Civil: limitar la libertad de expresión para que disminuyan los bulos. ¿Cómo afectaría eso al periodismo?
R: He tenido muchas contradicciones internas con este tema, porque ha habido gente de mi entorno que está muy mal por culpa de bulos. Y da mucha rabia ver con qué facilidad se mancha el mundo del periodismo y lo barato que sale publicar mentiras o inventarse entrevistas. Pero al final llego a la conclusión de que es mejor tener ese riesgo a poner un límite que pueda mermar la capacidad de información y de opinión de esas personas. Es mejor tener a gente publicando bulos a tener un sistema muy rígido en el que solamente unos poquitos puedan publicar. Donde creo que hay que hacer mucho inciso es en la educación: enseñar a la gente o dotarles de herramientas para poder saber si algo es más o menos creíbles.
También creo que estaría muy bien que el sistema judicial agilizase todas las denuncias que hay por periodistas que se sienten atacados por otros medios de forma pública o abierta, o que se penalice de alguna forma.
P: Finalmente, hemos hablado de cómo esta pandemia nos ha ayudado a analizar el sistema migratorio. ¿Qué escenario crees que nos encontraremos tras el confinamiento?
R: Por las circunstancias y lugares donde me ha tocado vivir los últimos 10 años, yo creo que la palabra que define nuestro presente es incertidumbre. Realmente no estamos capacitados para saber si en dos o tres meses vamos a estar mejor o peor. Dicho esto, pienso que la mayor parte de la sociedad está equipada de buenos argumentos morales y buenas intenciones para hacer que esto cambie y mejore.
No me aventuro a hacer un pronóstico de lo que viene, pero sí quiero dejar claro que, dentro de la incertidumbre, cada vez estamos más fuertes, porque cada vez estamos más acostumbrados a esto: a no saber ni siquiera qué va a pasar dentro de un mes. Nadie nos podría haber dicho hace dos meses y medio que habría una pandemia a nivel mundial y que la economía del planeta se frenaría en seco en cuestión de una semana. Y fíjate dónde estamos ahora: haciendo una entrevista por videoconferencia un 1 de mayo sin manifestaciones.
Autora: Lydia Hernandez Tellez
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