Vivimos tiempos de grandes preocupaciones sanitarias y económicas en las que existe la tentación de buscar culpables -que suelen ser los más vulnerables. Sin embargo, las afirmaciones xenófobas más extendidas carecen de razón y datos que las sostengan. Así ocurre con una frase que puede resultarte familiar:Los inmigrantes colapsan la sanidad pública y se llevan todas las ayudas. Del mismo modo que habrás escuchado la famosa historia del inmigrante que no trabaja porque ya recibe suficientes ayudas para vivir bien sin dar un palo al agua.

Hoy podrás conocer la realidad sobre los inmigrantes en España y las ayudas que reciben. Y para ello, comenzaremos desvelándote que no existe ninguna ayuda social dirigida únicamente a personas extranjeras por el hecho de serlo y que no pueda solicitar también un nacional español. El acceso a los servicios sociales es un derecho reconocido para todas las personas, por lo que es la situación personal o económica la que determina las ayudas y no la nacionalidad.

 

Requisitos

Hay varios tipos de ayudas sociales en España, y aunque cada una de ellas cuenta con unos requisitos específicos, en su mayoría estos suelen exigir el tener una residencia legal o estar empadronado en la zona en la que se solicita la ayuda. El empadronamiento es el que da acceso a los servicios sociales, sanidad y educación, reconocido como un derecho humano universal, y que, por lo tanto, no tiene en cuenta la nacionalidad de la persona.

La mayoría de las ayudas que reciben los inmigrantes irregulares no proceden del Estado, sino de ONGs o de la Unión Europea. Otras ayudas, las que reciben los inmigrantes regularizados, se debe a que han trabajado y cotizado un número de años en España (ayudas contributivas como por desempleo o enfermedad) y por lo tanto han aportado suficiente como para recibir estas ayudas, al igual que cualquier ciudadano español.

 

Sanidad Pública

En la Encuesta Regional de Inmigración de la Comunidad de Madrid de 2019, se desvela que tan solo el 7% de los inmigrantes ha acudido a Urgencias en el último año y el 8% visitó a un especialista. La mayoría solo acudieron a Atención Primaria y el 19% no utilizó apenas los servicios sanitarios. La realidad es que los inmigrantes son una población bastante joven y sana, y aunque representan el 12,2% de la población únicamente absorben el 5.1% del gasto sanitario, es decir, mucho menos de lo que le correspondería y la mitad de lo que gasta de media un español.

 

Prestaciones de los Servicios Sociales

Existen diversas ayudas de los servicios sociales, como alojamiento alternativo o centros de acogida para personas sin hogar, programas de prevención e inserción, prestaciones económicas, ayudas para personas sin ingresos a nivel autonómico, ayudas para alimentación y otras necesidades básicas u otro tipo de ayudas especiales, por ejemplo, para víctimas de violencia de género.

No existe ninguna renta mínima destinada exclusivamente para inmigrantes, sino que éstos pueden solicitar la renta mínima de inserción en algunas comunidades autónomas, en igualdad de condiciones que los nacionales. Para ello, también es necesario tener residencia legal y otros requisitos específicos en cada comunidad. Aquí el ejemplo de la Comunidad de Madrid.

 

Ayudas de Seguridad Social y Vivienda

Entre ellas se encuentran las prestaciones económicas por hijo o menor a cargo, prestaciones por discapacidad o incapacidad, por jubilación, enfermedad, desempleo, viudedad, o ayudas de alquiler social… Al tratarse de ayudas contributivas, el inmigrante sólo recibirá dichas ayudas en base a lo que haya cotizado en la Seguridad Social, es decir, que recibe aquello que ha aportado trabajando durante un número de años mínimo.

Respecto a las ayudas de vivienda, en el artículo 13 de la ley de Extranjería se detalla que “los extranjeros residentes tienen derecho a acceder a los sistemas públicos de ayudas en materia de vivienda en los términos que establezcan las leyes y las Administraciones competentes. En todo caso, los extranjeros residentes de larga duración tienen derecho a dichas ayudas en las mismas condiciones que los españoles”. Por lo tanto, como explica el art. 14 de la ley de Extranjería, para poder recibir dichas ayudas es necesario tener una residencia legal (de larga duración en este caso).

 

Muchos de los bulos en torno a los inmigrantes y la economía carecen de apoyo estadístico. Los inmigrantes no “roban” puestos de trabajo, sino que ayudan a la creación de empleo. Entre 1996 y 2014 la población creció un 16% y en este periodo los puestos de trabajo aumentaron un 34%. Además, teniendo en cuenta la estructura piramidal invertida de la población española, los inmigrantes (la mayoría personas jóvenes y en edad de trabajar) son más que necesarios para garantizar las pensiones y asegurar la viabilidad de la seguridad social.

Todas las personas deberían tener una oportunidad sin importar el lugar donde nacen. Cualquier bulo sobre una persona -indefensa y vulnerable, como los inmigrantes- va en contra de esta idea y por lo tanto no debería permitirse. A pesar de todo, podemos asegurar que los inmigrantes no “quitan” puestos de trabajo, colapsan la sanidad ni se llevan todas las ayudas sociales en España.

Al contrario, España los necesita.  

Autora: Paula Pareja Ramírez

 

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