Con una voz débil y agotada, los “I can’t breathe” de George Floyd han resonado en todo el mundo. Se han transformado en un oleaje de justicia y han dado fuerza a miles de personas para poner frente a la discriminación racial. Pero ¿cómo puede trasladarse esta situación a España?

El racismo sigue presente en las calles de nuestro país y no es exclusivo de Estados Unidos. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ya expresaba su preocupación por “la discriminación racial y la estigmatización de los niños romaníes o con antecedentes migratorios”. En España, la mayor parte de la discriminación o violencia racial es institucional y es necesario hablar de todos y cada uno de los casos que ocurren cada año para demostrar que el racismo en España, como en otros muchos países, tiene un carácter estructural (no aislado ni coyuntural) y debe ser considerado con máxima urgencia.

Repasando tan solo los últimos años, comenzamos en el 2017: Bouderbala Mohammed murió a los 36 años en la cárcel de Archidona (Málaga), donde cientos de personas a las que se le aplica la Ley de Extranjería se ven sometidos a violencias y vejaciones constantes. La versión oficial es que Mohammed se ahorcó, pero familiares, amigos y activistas de la plataforma ciudadana contra el CIE de Archidona aún exigen una investigación independiente.

En 2018, Manuel Fernández Jiménez, un joven de 28 años que murió recluido en un régimen de aislamiento en la cárcel de Albocàsser, Castellón. Mame Mbaye, un joven senegalés que murió por un ataque al corazón tras ser perseguido por la policía en Lavapiés. Febrero en Melilla: Soufian Hnin, muerto en un centro de menores, Mamadou Barry, fallecido después de estar 20 días en coma por una paliza en una cárcel de menores. En marzo Lissette, una trabajadora de limpieza de la República Dominicana, es acosada por su jefa y maltratada por la policía.

Pero las muertes sólo son el punto más alto del iceberg. En las fiestas del Corpus de Granada se le impidió a Said (mauritano de piel negra) entrar en la caseta la Albaicinera. Sus dos compañeros de piel blanca sí pudieron entrar. Otro ejemplo es el vídeo del 1 de agosto, donde aparece una niña atacada por una mujer en el metro de Madrid. Constantemente nos encontramos con ataques o comentarios racistas a nuestro alrededor. Para algunas personas se consideran comentarios inocentes, pero para aquellas que sufren diariamente una falta de apoyo e integración, puede tener graves consecuencias. Todo esto constituye una situación de discriminación que puede apreciarse en el informe anual 2018 sobre racismo .

           Fuente: Informe anual 2018 sobre Racismo. 

 

En 2019 los graves incidentes ocurridos en Castelldefels, Cataluña, salieron a la luz. Un grupo de jóvenes asaltó el 9 de marzo el Centro Cal Ganxo de Niños, Niñas y Adolescentes Migrantes No Acompañados (NNAMNA), agrediendo a personas educadoras, a los menores y destrozando el inmobiliario. Esto también ocurrió el 5 de marzo, cuando un hombre entró con un machete en el Centro Can Xatrac, Canet de Mar.

A principios de 2020, ACNUR ya instaba a España a llevar a cabo una investigación efectiva sobre el caso del 6 de febrero de 2014 en el Tarajal, Ceuta. Después de 6 años de esta tragedia nos encontramos con una justicia convertida en muro y 15 muertos. Este no es un caso aislado. También podríamos mencionar la dura realidad de los temporeros en Huelva. La mayoría de los trabajadores del campo, en especial de la fresa, son inmigrantes que viven y trabajan en condiciones precarias. Pero además de esto, su único hogar, formado de plásticos cartones y palés, se ha visto incendiado unas 16 veces en 2019. Esto provocó la muerte de un joven de 23 años, además de 11 heridos y hasta 681 personas afectadas por el fuego. Dejó a cientos de personas sin hogar. En abril de este año se repitió otro incendio y 67 chabolas fueron quemadas en Huelva. Este problema afecta a unas 5.000 personas que viven en algunos de los poblados chabolistas de la provincia. La principal solución a esto es impedir que haya infraviviendas, pero cuando los inmigrantes pretenden pagar un alquiler, muchos españoles se muestran reacios a la hora de alquilar una vivienda a una persona inmigrante. El mayor problema de estos incendios es que ocurren año tras año, sin investigaciones efectivas y en muchas ocasiones, sin culpables, creando una situación de impunidad.

Existe una estrecha relación entre la falta de integración y la existencia de guetos, la realidad de las escuelas segregadas, la violencia policial y los estereotipos. Estos últimos son causados por la falta de información y los bulos sobre los inmigrantes. Esto no solo se traduce en delitos de odio, sino también en un rechazo hacia estos colectivos, impidiendo su integración en nuestra sociedad. La educación y la información son fundamentales para acabar con estos estereotipos.

Uno de los principales problemas frente al racismo en España es que se encuentra invisibilizado a ojos de la sociedad. La mayoría de los crímenes por motivos raciales quedan en la sombra, no reciben investigaciones efectivas ni aparecen en los medios. Además, no hay datos oficiales que muestren la magnitud del problema. La ECRI (Comisión Europea contra el Racismo y la Xenofobia) afirma que en 2018 solo se notificó un 18% de los casos de islamofobia.

Por otro lado, la falta de voluntad por parte de las autoridades impide prevenir y combatir el racismo y la xenofobia en España y, por ende, proteger a los grupos más vulnerables como los NNAMNA. Ante esta situación debe implementarse medidas de carácter social, político, educativo y no sólo legal. Aunque en el código penal se incluye en la definición de delitos de odio aquellos motivados por color, raza o nacionalidad, todavía son pocas las denuncias que tienen resultados positivos.

Aún hay mucho camino por recorrer, pero el primer paso es ser conscientes del carácter estructural del racismo en nuestro país. Los efectos de la globalización y el aumento de la migración se traducen en una mayor multiculturalidad. Los diferentes idiomas, religiones, culturas y formas de vida que conviven hoy en las mismas calles nos recuerdan las palabras de William Faulkner:

                «Vivir en cualquier parte del mundo hoy y estar contra la igualdad por motivo de raza o de color es como vivir en Alaska y estar contra la nieve.»

 

 

Autora: Paula Pareja Ramírez

 

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